domingo, 29 de abril de 2012

Desde hace años podrían haber buscado cuerpos

El  jueves 3 de mayo allanarían la estancia San Miguel para buscar cuerpos de desaparecidos formoseños durante la última dictadura militar.

El procedimiento se llevará a cabo con la ayuda de un geo-radar provisto por Gendarmería Nacional con capacidad para detectar huesos humanos enterrados. Un procedimiento que habría podido realizarse hace tiempo ya que el geo-radar es utilizado desde jhace años por la gendarmería y otras fuerzas.

El registro a la estancia fue ordenado por el juez Federal Marcos Bruno Quinteros tras el testimonio brindado por el ex soldado del Regimiento de Infantería de Monte 29, Jorge Juan Carlos Ayala, quien reveló que en predios de la estancia San Miguel, frente a Monteagudo estarían enterrados los cuerpos de al menos doce desaparecidos formoseños a manos de militares que pertenecerían al Ejercito Argentino.

El revelador testimonio del ex soldado abrió las esperanzas entre los familiares de los desaparecidos respecto al sitio donde podrían haber sido enterrados los mismos, supuestamente ejecutados por un grupo de tareas de dicha fuerza militar.

El campo está a escasos 10 kilómetros de los barrios de la zona norte de la ciudad, camino a Mojón de Fierro.

sábado, 21 de abril de 2012

Amenazan a la hija de un testigo

La hija del testigo Jorge Juan Carlos Ayala, ex conscripto del Regimiento 29 de Infantería de Monte quien es testigo en los juicios por delitos de lesa humanidad en Formosa, fue amenazada. Ayala presenció en mayo de 1977 el fusilamiento de un numeroso grupo de detenidos en las cercanias de la localidad de Mojón de Fierro, Formosa, por parte de personal del ejército, acompañados por el Padre Lima, capellan del RIM 29. Los detenidos se encontraban atados y vendados y unidos entre si por una soga. Entre los fusilados se encontraban los detenidos desaparecidos Francisco "Pancho" Bogarin y Cantalicio Mazacote.

Ayala teme por la seguridad de su familia. Relató que su hija al levantarse junto a su marido se disponían a tomar mate y en el portón alcanzaron a ver un sobre, pensando que era una boleta de servicio la fueron a buscar y al abrirla se encontraron con la amenaza de muerte, “ESTA ES LA SEGUNDA, LA TERCERA NO LA CONTÁS” esto decía la nota hecha con recortes de diario que le dejaron dentro de un sobre en el portón de la casa.

La noche anterior, su hija vio a un automóvil estacionado en inmediaciones a su domicilio en una zona sin iluminación. El sobre lo encontraron en la mañana del miércoles, y agregó que esta preocupado por su familia, no por él. Denunció el hecho en el Escuadrón 16 Clorinda de Gendarmería.

El ex conscripto declaró que “ya no me voy a echar para atrás, es mas estoy arrepentido de no haber contado antes y a lo mejor hubiese sido importante mi aporte para esclarecer otros hechos mas”.

La semana pasada Ayala fue amenazado mediante una carta manuscrita en la que se lo amenzaba a el y a su hijo. Fue incorporado al Programa Nacional de Protección a testigos.

Las amenzazas a testigos se dan en el marco de las dilaciones en la fijación de fecha de juicio oral para olos integrantes de la patota represora y, en particular la libertad de la totalidad de los represores con procesamiento firme en las causas "Carrillo" y "Steimbach".

La Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Filial Formosa, repudió estas amenazas y exigió la inmediata detención de todos los procesados.

martes, 17 de abril de 2012

Testigo relató los últimos días del "Gato" Sánchez en la Casita de Mártires

Epifanio Acevedo, uno de los ocho testigos que ayer declaró en la continuidad del cuarto juicio por lesa humanidad en Misiones, reveló que estuvo detenido junto a Miguel Ángel Sánchez, quien estaba desaparecido

El Tribunal Oral Federal de Posadas retomó las audiencias de declaraciones testimoniales en el juicio oral que se realiza en Misiones por crímenes contra los derechos humanos cometidos en tres centros clandestinos de detención que funcionaron en esa provincia.

Epifanio Acevedo, uno de los ocho testigos que ayer declaró en la continuidad del cuarto juicio por lesa humanidad en Misiones, reveló que estuvo detenido ilegalmente junto a Miguel Ángel Sánchez en el destacamento policial denominado Casita de Mártires, cuyo monumento recordatorio se encuentra en la zona del acceso oeste y continuación de la avenida Chacabuco.

Orlando Sicardi, Jorge González, Guillermo Sosa, Esteban Lozina, María Estévez Alejandro Rodríguez, Héctor Escobar y Epifanio Acevedo, fueron los ocho nuevos testigos que ayer aportaron sus testimonios en el Tribunal Oral Federal de Posadas, en la continuidad del cuarto juicio por lesa humanidad.

Los ex policías Carlos Herrero, Felipe Giménez, Julio Amarilla, Carlos Pombo y el ex médico de la fuerza Roque Mendoza son juzgados por casos de vejámenes y torturas cometidos en el último gobierno de facto, en la sede de la Jefatura de Policía, principalmente en el entonces departamento de información.

A 36 años del inicio de la última dictadura, el caso de Miguel Ángel "Gato" Sánchez, militante joven que fue detenido y asesinado es uno de los que está en plena reconstrucción. Por primera vez un testigo, también víctima, aportó datos con respecto al lugar y en qué estado se encontraba exactamente el estudiante secundario antes de fallecer, tras no poder soportar las crueles torturas a las que fue sometido.

Acevedo, uno de los ocho testigos que ayer declaró en la continuidad del cuarto juicio por lesa humanidad en Misiones, reveló que estuvo detenido ilegalmente junto a Sánchez en el destacamento policial denominado Casita de Mártires, cuyo monumento recordatorio se encuentra en la zona del acceso oeste y continuación de la avenida Chacabuco.

Acevedo, entonces un joven 22 años y militante del Movimiento Agrario de Misiones (MAM), fue detenido en octubre de 1976 en Jardín América. Fue trasladado hasta el edificio capitalino ubicado en Santiago del Estero y Buenos Aires, y a la semana los policías lo llevaron hasta el centro clandestino que funcionaba cerca del Aeropuerto General San Martín.

"Decían este tiene que cantar y ahí me llevaron hasta la Casita de Mártires donde me torturaron de la peor manera, obvio que la picana era algo común. A mi lado también estaba colgado de una soga el Gato Sánchez, a quien identifiqué porque lo llamaban por su nombre", recordó Acevedo.

Sánchez era un estudiante secundario del turno noche en el colegio "Martín de Moussy". Fue secuestrado y las fuerzas lo llevaron el viejo destacamento policial donde no soportó la macabra tortura.

"Se fue el Gato se decían entre ellos los policías y murmuraban que capaz tomó mucha agua, después de recibir tantas descargas eléctricas. Ahí me di cuenta que lo mataron en ese lugar".

Epifanio Acevedo narró también que al ser ingresado al departamento de información vio a la docente y militante del MAM Susana Ferreyra, quien fue detenida y hoy continúa desaparecida.

 "Susana estaba muy mal. Su cuerpo estaba prácticamente todo quemado".

lunes, 16 de abril de 2012

Masacre de Mojón de Fierro

Se conoció cómo y dónde asesinaron al padre de Charo Bogarín.
Un ex conscripto del RIM 29 relató el fusilamiento de Pancho Bogarin,, de Cantalicio Mazacote y otros diez presos políticos más durante la dictadura cívico militar en una estancia  ubicada en Mojón de Fierro. Inmediatamente recibió un anónimo.

La amenaza al ex soldado expresaba textualmente “CEVE QUE VOS NO QUERES A TUS HIJOS AYALA ENTREGASTE LA CABESA DE TU HIJO CUIDATE. DEJA DE HABLAR ASECINO”. El motivo de este amedentramiento fue nada menos que sus declaraciones ante la prensa clorindense  sobre el fusilamiento de detenidos políticos que inmediatamente se dio en llamar “la masacre de Mojón de Fierro”, ocurrida en Formosa durante el gobierno de Juan Carlos Colombo (ya condenado como jefe de una asociación ilícita responsable de este tipo de delitos de lesa humanidad).

El 13 de abril de 2012, el ex conscripto Jorge Juan Carlos Ayala, quien realizará su servicio militar obligatorio en el año 1976, se presentó ante el Escuadrón 16 de Gendarmería Nacional de esa ciudad, para radicar una denuncia por los horrorosos hechos que le tocó vivir en el año 1976. Lo hizo acompañado de los familiares de los detenidos desaparecidos Francisco “Pancho” Bogarin y Cantalicio Mazacote y el abogado querellante en la megacausa Carrillo Pedro Atilio Velázquez Ibarra.

Relató Ayala que en el mes de mayo de 1977, mientras cumplía con el servicio militar en el Regimiento 29 de Infantería de Monte de la ciudad de Formosa, lugar donde funcionaron tres centros clandestinos de detención, se lo designó chofer de un colectivo, identificado como Interno 16.694 al que subieron doce militares que aparentemente provenían de otras unidades. El micro se dirigió hacia Clorinda, deteniéndose en el acceso a la Estancia Monteagudo, cercana a la localidad de Mojón de Fierro. Luego de 20 minutos llega al lugar un Unimog, destinado al servicio de ambulancia, con la cruz roja en sus costados. De ese vehículo hacen descender a 10 o 12 personas, vestidos de civil y con los ojos vendados y unidos todos por una soga, quienes son internados al monte ingresando al predio rural de la denominada Estrancia San Miguel. El ex conscripto pudo reconocer a dos de los “trasladados”: al dirigente peronista Francisco “Pancho” Bogarin, padre de Charo Bogarìn, (integrante del afamado duo Tonolec, e integrante de la agrupación H.I.J.O.S Formosa),  y al dirigente campesino Cantalicio Mazacote, quienes permanecen en calidad de desaparecidos en la actualidad. Al internarse en la espesura, el declarante manifiesta que escuchó varios disparos de armas de fuego.

Posteriormente, el grupo militar vuelve al vehículo sin las personas detenidas y encapuchadas. Allí, el grupo militar distribuye un sandwich de milanesa, dos bananas y una naranja. Relató que ante esto comenzó a llorar, debido a que conocía a las victimas del terrorismo de estado Mazacote y Bogarin, tratando de calmarlo un subteniente quien le manifestó que los fusilados eran "subversivos". Según su testimonio, acompañó al grupo en la masacre, el capellán del Ejercito, que en ese momento era el  “Padre Lima”, sindicado por varios testigos de la causa Carrillo por  entregar listas de personas al grupo de tareas encargado de los secuestros y torturas.

“Charo” Bogarìn, de H.I.J.O.S Formosa, tendrá más detalles sobre dónde descansan los restos de su padre “Pancho” Bogarìn, y sobrados motivos para continuar demandando justicia.

Pronunciamiento de la Liga Argentina de los Derechos del Hombre
Frente a “la valentía de este ex conscripto”, la Liga Argentina por los Derechos del Hombre Filial Formosa, en su carácter de querellante en la megacausa Carrillo, manifestó su solidaridad al igual que a los familiares de las víctimas y al Dr. Pedro Atilio Velázquez Ibarra. Las amenazas recibidas, demuestran una vez mas que la libertad de la que gozan la totalidad de los represores formoseños resulta un peligro para la integridad física de testigos y querellantes en los juicios por delitos de lesa humanidad y conspira contra el avance de los procesos, resultando vergonzoso que asesinos, torturadores y violadores seriales continúen en libertad a pesar de contar con procesamiento firme por gravísimos delitos. También resaltó la LADH la falta de investigación en la justicia federal y en el Ministerio Público de los delitos de lesa humanidad cometidos en el Departamento Pilcomayo de la Provincia de Formosa, crímenes todos impunes.

Centro clandestino de detención de Mojón de Fierro
Querellantes, abogados y militantes de organismos de DDHH ya conocían el lugar. Durante el juicio oral al ya condenado  Juan Carlos Colombo, a instancias del Dr Pedro Velázquez Ibarra se había realizado una inspección ocular del lugar,  que señalara como centro clandestino de detención, torturas y muerte el ex detenido OsirisAyala, ante sede judicial y públicamente en el diario El Comercial del día siete de mayo de 1995 en un artìculo titulado “Desaparecidos formoseños durante el proceso militar; entre el silencio o el olvido irresponsable”. En la oportunidad afirmaba que “fue allí donde el 13 de septiembre de 1976, mientras lo trasladaban en camioneta hasta un lugar al que ubicó como situado en el paraje Monteagudo, pudo notar la presencia de (Fabiàn) Oviedo, (Ramón Luciano) Díaz, (Mirta) Insfrán,  (Ricardo) Borgne y otros … Éramos unos 19 en total, todos desnudos y vendados, y uno de nosotros pidió que nos diéramos los nombres porque estábamos seguros que íbamos hacia la muerte, relató y añadió, que así fue para alguno de ellos que no regresaron de ese viaje…”
En la oportunidad se pudo comprobar que el edificio del destacamento policial había sido demolido hasta sus cimientos. Que la escuela  ubicada en la cercanías también había sido destruida, y solo quedaban algunas paredes, que el cementerio, cubierto por el monte, tenía varias tumbas recientemente vaciadas´´.
 
Como datos sugestivos, señalan los querellantes, primero la fecha grabada en el cemento ( 7 de octubre de 1976) del viejo aljibe donde se denunció que se practicaban torturas tipo “submarino”, y existen versiones sobre la posibilidad que sea la tumba de los desaparecidos que se buscan. Y segundo, la fecha de la demolición tanto del destacamento policial y de la escuelita donde presumiblemente funcionara este centro clandestino de detención. Fue inmediatamente después de las declaraciones públicas de Osiris Ayala.
La estancia Monteagudo se encuentra a orillas del río Paraguay. En abril de 1973, el establecimiento fue escriturado a nombre de la familia Anchorena. En 1980, el establecimiento fue adquirido por la firma Goldman & Compañía SRL, con sede en Buenos Aires y cuya principal actividad es la ganadería, contando además con arroceras en distintos puntos del país. Según relataron los querellantes, estuvo de mayordomo o encargado un comandante de gendarmería que habría participado hace unos años atrás en un atentado que tomó estado público, a un empleado de la empresa Oca., y del cual se habrían recepcionado denuncias por intimidaciones, violencias y malos tratos a los vecinos, en la subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia.

domingo, 15 de abril de 2012

Un ex soldado revela el crimen de una decena de personas en 1977

Jorge Juan Carlos Ayala, el ex soldado que denunció un fusilamiento

Ayala hizo pública la denuncia la semana pasada y hoy la repetirá ante la Justicia. Las víctimas serían unas diez o doce personas, entre las que identificó a un referente campesino y a un dirigente peronista. Su familia recibió amenazas.

 Por Ailín Bullentini

El ex conscripto Jorge Juan Carlos Ayala le contará hoy al juez federal de Formosa, Marcos Bruno Quinteros, la historia que llevó atragantada más de 30 años y que la semana pasada hizo pública por primera vez: una mañana de mayo de 1977, mientras cumplía una tarea enmarcada en su servicio militar obligatorio, vio cómo un grupo de entre diez y doce personas con los ojos vendados y las manos atadas fue conducido por soldados del Ejército hacia lo profundo del monte, en las afueras de la ciudad formoseña de Clorinda, desde donde nunca más los vio regresar. Entre esas personas logró reconocer al dirigente peronista Francisco “Pancho” Bogarín y al referente campesino Cantalicio Mazacotte, ambos conocidos en el pueblo, desaparecidos hasta hoy. Su secuestro y desaparición, que a partir de este testimonio podrían convertirse en asesinatos, integran la Causa Carrillo, que abraza a más de 30 crímenes de lesa humanidad cometidos en la provincia norteña y que cuenta con un solo condenado, el ex gobernador de facto Juan Carlos Colombo, quien en enero pasado fue denunciado por violar la prisión domiciliaria.

“Es valioso su testimonio, teniendo en cuenta lo difícil que es en Formosa, y más en un pueblo chico como Clorinda, romper el silencio sobre estos crímenes –consideró la cantante Charo Bogarín, hija de Pancho–. Hay mucha gente involucrada que está cerca.” El miércoles pasado, Ayala recibió una amenaza.

La primera vez que rompió el silencio, Ayala, de alrededor de 60 años y en delicado estado de salud, fue el miércoles pasado, frente a las cámaras de televisión de una señal cooperativa de Clorinda, su ciudad natal y en donde vive junto a su esposa. Dos días después, ella encontró un papel que alguien había empujado por debajo de la puerta de entrada de su casa: “Se ve que vos no querés a tus hijos. Ayala, entregaste la cabeza de tu hijo, cuidate. Dejá de hablar, asesino”. Entonces, el ex conscripto decidió hacer una denuncia formal: se acercó al Escuadrón nº 16 de Gendarmería Nacional de Clorinda, el mismo día, acompañado por las hermanas de Bogarín y Mazaco-tte, y uno de los abogados querellantes en la causa Carrillo, Pedro Velásquez Ibarra.

“Al principio (los gendarmes) no le quisieron tomar la denuncia, pero luego accedieron. También se negaron a ofrecerle una copia de su declaración, pero finalmente se la dieron”, comentó Bogarín, la hija del dirigente peronista desaparecido.

Ante los gendarmes contó que un día de mediados de mayo de 1977, a las 9.30, mientras hacía el servicio militar obligatorio, fue ordenado por las autoridades del Regimiento de Infantería Monte Nº 29 a “trasladar a una misión al personal de Ejército argentino (...) con destino a la localidad de Clorinda”. Ayala recordó que detuvo el camión “al ingreso a la estancia Monte Agudo”, en donde después de 20 minutos “arriba al lugar un vehículo destinado al servicio de ambulancia (del que) fueron obligados a descender entre 10 y 12 personas de sexo masculino, vestidos de civil, con los ojos vendados, atados de manos y unidos todos por intermedio de una soga”. Luego mencionó que esos hombres, entre los que reconoció a Bogarín y Mazacotte, fueron “internados por la gente del ejército hacia la espesura de los montes”. Comentó que “transcurridos unos 45 minutos, escuchó varios disparos de arma de fuego en dirección donde fueron conducidas las personas maniatadas” y que los soldados “volvieron luego de una hora y media aproximadamente sin ninguna” de ellas. Ante la situación, Ayala apuntó que estuvo “a punto de caer en llanto”. Se le acercó “un subteniente (a quien no pudo reconocer), quien le dijo que las personas llevadas eran subversivos”.

El abogado Velásquez Ibarra solicitará al juez un reconocimiento del lugar indicado por el ex soldado, “para intentar localizar la posible existencia de fosas” en las que habrían sido depositados los cuerpos tras su fusilamiento. El abogado, que reemplaza a una de las tres querellas particulares, consideró fundamental la declaración de Ayala para “una causa en la que la Fiscalía cometió deficiencias monumentales”. Antes de apartarse de la investigación, el fiscal federal subrogante Luis Benítez –cuyo tío integra un estudio jurídico que defiende a represores–subdividió toda la causa, con lo cual, apuntó Velásquez Ibarra, “los acusados sólo son acusados por pocos delitos y las víctimas deben declarar una y otra vez sus tormentos”.